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EL NEUROTICO
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EL NEUROTICO
No sé cual es su autor, me lo encontré hace tiempo. De cuando yo iba a las terapias de psicoanalisis. Y siempre estaba leyendo sobre lo mismo. Mi psicoanalista me decía que yo era muy neurotica. Nunca me dijo que tenía TLP, incluso después de decirselo, ella no creía en esas cosas. Haber que os parece, creo que es muy interesante.
Una persona neurótica es, simplemente, una persona que sufre. El concepto “neurosis” es sinónimo de “dolor emocional excesivo”, con las secuelas conductuales correspondientes. Este dolor puede manifestarse de muchas maneras -ansiedad, depresión, fobias, agresividad, hiperactividad, celos, dependencias, obsesiones, miedos, etc.-, pero, en general, todas ellas pueden remitirse a un origen común. ¿Cuál es este origen? ¿Qué es la neurosis y cómo se cura?
Desde un enfoque psicodinámico, el neurótico es casi siempre un niño. No solamente un niño, por supuesto, ya que también posee muchos aspectos adultos. Pero la intensidad de su neurosis tiende a ser proporcional a su grado, digamos, de “infantilismo”. Al neurótico se le paró el reloj, vive atrapado en el tiempo. Con independencia de cuál sea su edad cronológica, su edad emocional nunca pasa de 2, 3, 5 o, como mucho, 15 años. Este infantilismo es la causa de un choque brutal, de una gran inadaptación a la realidad, de lo que resultan su dolor y sus síntomas neuróticos.
Cada síntoma neurótico, por raro que sea, es un escudo. Cada escudo se entreteje con otros hasta formar una sólida coraza mediante la que el neurótico se defiende no ya de las heridas recibidas en su infancia, sino -por extensión- de la vida entera. Y, así, desde ese búnquer el neurótico se resiste a afrontar la realidad adulta. Es verdad que una parte de él quiere indudablemente curarse, dejar de sufrir, crecer, ser feliz. Pero su lado infantil, más poderoso, se siente enormemente cómodo y seguro en su perezoso nido de hábitos y defensas de “toda la vida” y, como además sus sufrimientos lo han vuelto desconfiado, sus miedos refuerzan su parálisis. Y, para colmo, teme que si efectivamente llegara a cambiar y curarse dejaría quizá de reconocerse a sí mismo, de ser “él mismo”, ¡con lo mucho que le ha costado construirse su personalidad, aunque sea tan doliente! Algunos neuróticos llegan al extremo de idealizar su neurosis, de enorgullecerse de sus sufrimientos, para no tener que desprenderse de su inmadurez. Por todo ello, en fin, el neurótico se resiste a mejorar y sabotea inconscientemente sus terapias.
¿Cuál es el terror supremo del neurótico? ¿Qué miedo fundamental oculta en su caja de Pandora este niño asustado, refugiado bajo capas y más capas de síntomas (ansiedad, tristeza, adicciones, etc.)? Su horror básico es descubrir que realmente está solo en el mundo, que sus apegos familiares están envenenados, que en cierto modo fue siempre un huérfano, que su vida entera está llena de mentiras y en última instancia es un fracaso, que nadie podrá salvarlo jamás. Siente pánico a sufrir este terrible desengaño (que intuye oscuramente), a perder para siempre su última ilusión de ser amado incondicionalmente como un niño, a admitir que ya no lo es y que resulta inútil –y patético- seguir soñándolo. Pues la más terrible y abrasadora verdad es ésta: el tren de su infancia pasó para siempre.
La neurosis nace, en efecto, de la terrible nostalgia por una infancia fallida y, en consecuencia, la búsqueda continua, inconsciente e insaciable de una segunda oportunidad. ¡Vana fantasía! Para eludir este drama, el niño aterrado inventa en su refugio toda clase de estratagemas: olvida o se aferra al pasado, deforma su memoria, idealiza a la familia, se culpabiliza, finge perdonar, duda del psicoterapeuta, se enamora del psicoterapeuta, viaja compulsivamente, se refugia en la promiscuidad, trabaja hasta el agotamiento, etc. Pero el tiempo no perdona y la añorada felicidad no llega.
¿En qué consiste la curación de la neurosis? La respuesta se desprende de lo dicho más arriba: si la neurosis es el apego a una infancia ya perdida y el consiguiente -e imposible- anhelo de revivirla en el presente, entonces curarse es despertar a la cruda verdad, descubrir la locura de semejante intento, reconocer y aprender a convivir con la certeza de que nadie podrá ser jamás nuestro salvador y que, por tanto, sólo nosotros podemos –y debemos– asumir el peso de nuestra soledad, de nuestra existencia, de nuestro destino. Con la ayuda y compañía de muchas personas, desde luego, pero fundamentalmente solos y autónomos. Para conseguirlo, habrá que llorar hasta la última lágrima, gritar hasta la última rabia, liberarse de los principales apegos y resistencias infantiles. Se trata de algo muy parecido a una "deshabituación", al destete final de todas las nostalgias inútiles, al definitivo re-nacimiento a la vida presente y la inauguración de la etapa adulta.
Muchas personas logran recorrer este proceso -profundo y apasionante- por sí mismas. Otros necesitan la ayuda de psicoterapias especificas. Pero siempre vale la pena buscar la ayuda medica.
José Luis Cano Gil (Psicoterapeuta y Escritor)
Una persona neurótica es, simplemente, una persona que sufre. El concepto “neurosis” es sinónimo de “dolor emocional excesivo”, con las secuelas conductuales correspondientes. Este dolor puede manifestarse de muchas maneras -ansiedad, depresión, fobias, agresividad, hiperactividad, celos, dependencias, obsesiones, miedos, etc.-, pero, en general, todas ellas pueden remitirse a un origen común. ¿Cuál es este origen? ¿Qué es la neurosis y cómo se cura?
Desde un enfoque psicodinámico, el neurótico es casi siempre un niño. No solamente un niño, por supuesto, ya que también posee muchos aspectos adultos. Pero la intensidad de su neurosis tiende a ser proporcional a su grado, digamos, de “infantilismo”. Al neurótico se le paró el reloj, vive atrapado en el tiempo. Con independencia de cuál sea su edad cronológica, su edad emocional nunca pasa de 2, 3, 5 o, como mucho, 15 años. Este infantilismo es la causa de un choque brutal, de una gran inadaptación a la realidad, de lo que resultan su dolor y sus síntomas neuróticos.
Cada síntoma neurótico, por raro que sea, es un escudo. Cada escudo se entreteje con otros hasta formar una sólida coraza mediante la que el neurótico se defiende no ya de las heridas recibidas en su infancia, sino -por extensión- de la vida entera. Y, así, desde ese búnquer el neurótico se resiste a afrontar la realidad adulta. Es verdad que una parte de él quiere indudablemente curarse, dejar de sufrir, crecer, ser feliz. Pero su lado infantil, más poderoso, se siente enormemente cómodo y seguro en su perezoso nido de hábitos y defensas de “toda la vida” y, como además sus sufrimientos lo han vuelto desconfiado, sus miedos refuerzan su parálisis. Y, para colmo, teme que si efectivamente llegara a cambiar y curarse dejaría quizá de reconocerse a sí mismo, de ser “él mismo”, ¡con lo mucho que le ha costado construirse su personalidad, aunque sea tan doliente! Algunos neuróticos llegan al extremo de idealizar su neurosis, de enorgullecerse de sus sufrimientos, para no tener que desprenderse de su inmadurez. Por todo ello, en fin, el neurótico se resiste a mejorar y sabotea inconscientemente sus terapias.
¿Cuál es el terror supremo del neurótico? ¿Qué miedo fundamental oculta en su caja de Pandora este niño asustado, refugiado bajo capas y más capas de síntomas (ansiedad, tristeza, adicciones, etc.)? Su horror básico es descubrir que realmente está solo en el mundo, que sus apegos familiares están envenenados, que en cierto modo fue siempre un huérfano, que su vida entera está llena de mentiras y en última instancia es un fracaso, que nadie podrá salvarlo jamás. Siente pánico a sufrir este terrible desengaño (que intuye oscuramente), a perder para siempre su última ilusión de ser amado incondicionalmente como un niño, a admitir que ya no lo es y que resulta inútil –y patético- seguir soñándolo. Pues la más terrible y abrasadora verdad es ésta: el tren de su infancia pasó para siempre.
La neurosis nace, en efecto, de la terrible nostalgia por una infancia fallida y, en consecuencia, la búsqueda continua, inconsciente e insaciable de una segunda oportunidad. ¡Vana fantasía! Para eludir este drama, el niño aterrado inventa en su refugio toda clase de estratagemas: olvida o se aferra al pasado, deforma su memoria, idealiza a la familia, se culpabiliza, finge perdonar, duda del psicoterapeuta, se enamora del psicoterapeuta, viaja compulsivamente, se refugia en la promiscuidad, trabaja hasta el agotamiento, etc. Pero el tiempo no perdona y la añorada felicidad no llega.
¿En qué consiste la curación de la neurosis? La respuesta se desprende de lo dicho más arriba: si la neurosis es el apego a una infancia ya perdida y el consiguiente -e imposible- anhelo de revivirla en el presente, entonces curarse es despertar a la cruda verdad, descubrir la locura de semejante intento, reconocer y aprender a convivir con la certeza de que nadie podrá ser jamás nuestro salvador y que, por tanto, sólo nosotros podemos –y debemos– asumir el peso de nuestra soledad, de nuestra existencia, de nuestro destino. Con la ayuda y compañía de muchas personas, desde luego, pero fundamentalmente solos y autónomos. Para conseguirlo, habrá que llorar hasta la última lágrima, gritar hasta la última rabia, liberarse de los principales apegos y resistencias infantiles. Se trata de algo muy parecido a una "deshabituación", al destete final de todas las nostalgias inútiles, al definitivo re-nacimiento a la vida presente y la inauguración de la etapa adulta.
Muchas personas logran recorrer este proceso -profundo y apasionante- por sí mismas. Otros necesitan la ayuda de psicoterapias especificas. Pero siempre vale la pena buscar la ayuda medica.
José Luis Cano Gil (Psicoterapeuta y Escritor)
Última edición por Admin el Miér 10 Mar 2010 - 23:14, editado 1 vez (Razón : Citar la fuente (es imprescindible citarla cuando se copian artículos de otras webs por razones de derechos de autor).)
Re: EL NEUROTICO
A mí, este escrito me parece muy bueno. No es cuestión de creer o no en la realidad del TLP, o del TOC, o del ... mas bien se trata de comprender que esas son las distintas formas en que, en funcion de la naturaleza de cada persona, se manifiesta la neurosis.
Fenix- Miembro universal
- Cantidad de envíos : 600
Re: EL NEUROTICO
El tlp no es una forma de neurosis mayor. Que existe es indudable. Es el nombre convencional, la etiqueta, que se ha convenido en usar para denominar formas más graves que la neurosis común o leve, según algunos autores. Pero actualmente la opinión de otros muchos autores apoya otra idea.
Se trata de formas de trastorno mental que sobrepasan a veces los límites de la neurosis propiamente dicha y entran ya en el terreno de la psicosis, remitiendo y volviendo a actuar de ese modo cuando el afectado no puede evitarlo. Y más allá de eso, tlp y neurosis son cosas que pueden llegar a ser bastante diferentes.
El texto es correcto pero sólo aborda la neurosis como un producto de la inmadurez. Se corre el riesgo de la estigmatización. Cierto que explica, acertadamente, la sintomatología como un conjunto de defensas frente a una vida que se contempla con horror como algo insuperable. No se incide en el por qué de la aparición de ese "reloj parado". Al no abordar las causas, se contempla el fenómeno más como un resultado erróneo obtenido por el sujeto que como una respuesta, la única que le ha sido posible poner en funcionamiento, a los diversos y muy graves traumas que ha sufrido desde muy temprana edad. Pondré el ejemplo del abuso sexual a tempranas edades, tanto si se es mujer como si se es hombre. Es del todo lógico que una persona que ha pasado por ese trago no quiera crecer
y actúe como Peter Pan : para ella el mundo se compone de terrores que es preciso ir sorteando pues la realidad se lo ha hecho ver de un modo precoz y radical. Si además de ese hecho violento y traumático, la persona ha vivido una infancia de sobreprotección mezclada con negligencia afectiva a partes iguales, el cocktail no puede ser más explosivo, eso sin tener en cuenta otros factores no menos importantes, otros traumas no menos gravosos para su vida futura. Con todo esto quiero decir que las cosas no son tan sencillas, ni mucho menos. El peligro no está sólo en confundir neurosis y tlp, pues de hecho el tlp se considera hoy día un trastorno con entidad propia al margen de la neurosis y la psicosis, el peligro está en asociar el tlp de un modo unilateral a una inmadurez que ni la familia ni la sociedad están dispuestas a tolerar puesto que contradice los presupuestos básicos de su funcionamiento interno. El peligro, efectivamente, es contemplar el tlp meramente como una inadaptación de la persona al mundo en general a causa de su infantilismo esencial sin referir todo el complejo entramado vivencial del que ha surgido y sin recordar que en el funcionamiento interno de la familia y de la sociedad reside muchas veces el germen de estos trastornos.
Se trata de formas de trastorno mental que sobrepasan a veces los límites de la neurosis propiamente dicha y entran ya en el terreno de la psicosis, remitiendo y volviendo a actuar de ese modo cuando el afectado no puede evitarlo. Y más allá de eso, tlp y neurosis son cosas que pueden llegar a ser bastante diferentes.
El texto es correcto pero sólo aborda la neurosis como un producto de la inmadurez. Se corre el riesgo de la estigmatización. Cierto que explica, acertadamente, la sintomatología como un conjunto de defensas frente a una vida que se contempla con horror como algo insuperable. No se incide en el por qué de la aparición de ese "reloj parado". Al no abordar las causas, se contempla el fenómeno más como un resultado erróneo obtenido por el sujeto que como una respuesta, la única que le ha sido posible poner en funcionamiento, a los diversos y muy graves traumas que ha sufrido desde muy temprana edad. Pondré el ejemplo del abuso sexual a tempranas edades, tanto si se es mujer como si se es hombre. Es del todo lógico que una persona que ha pasado por ese trago no quiera crecer
y actúe como Peter Pan : para ella el mundo se compone de terrores que es preciso ir sorteando pues la realidad se lo ha hecho ver de un modo precoz y radical. Si además de ese hecho violento y traumático, la persona ha vivido una infancia de sobreprotección mezclada con negligencia afectiva a partes iguales, el cocktail no puede ser más explosivo, eso sin tener en cuenta otros factores no menos importantes, otros traumas no menos gravosos para su vida futura. Con todo esto quiero decir que las cosas no son tan sencillas, ni mucho menos. El peligro no está sólo en confundir neurosis y tlp, pues de hecho el tlp se considera hoy día un trastorno con entidad propia al margen de la neurosis y la psicosis, el peligro está en asociar el tlp de un modo unilateral a una inmadurez que ni la familia ni la sociedad están dispuestas a tolerar puesto que contradice los presupuestos básicos de su funcionamiento interno. El peligro, efectivamente, es contemplar el tlp meramente como una inadaptación de la persona al mundo en general a causa de su infantilismo esencial sin referir todo el complejo entramado vivencial del que ha surgido y sin recordar que en el funcionamiento interno de la familia y de la sociedad reside muchas veces el germen de estos trastornos.
Mapache- Miembro universal
- Cantidad de envíos : 428
Re: EL NEUROTICO
[quote="Mapache"], la persona ha vivido una infancia de sobreprotección mezclada con negligencia afectiva a partes iguales, el cocktail no puede ser más explosivo....touchée
El peligro, efectivamente, es contemplar el tlp meramente como una inadaptación de la persona al mundo en general a causa de su infantilismo esencial sin referir todo el complejo entramado vivencial del que ha surgido y sin recordar que en el funcionamiento interno de la familia y de la sociedad reside muchas veces el germen de estos trastornos.[/quote="Mapache*]
Qué interesante está esto......
El peligro, efectivamente, es contemplar el tlp meramente como una inadaptación de la persona al mundo en general a causa de su infantilismo esencial sin referir todo el complejo entramado vivencial del que ha surgido y sin recordar que en el funcionamiento interno de la familia y de la sociedad reside muchas veces el germen de estos trastornos.[/quote="Mapache*]
Qué interesante está esto......
heartbeat- Miembro galáctico
- Cantidad de envíos : 236
Re: EL NEUROTICO
"El peligro, efectivamente, es contemplar el TLP...."
Debo decir que este texto no habla propiamente de TLP sino de neurosis...
El texto que yo tengo no es exactamente este (debo tener una version posterior) pero se subtitula "El niño bloqueado"
En alguno de sus otros articulos, el señor Cano Gil cita a Alice Miller; una psicoanalista que se distanció de los planteamientos clasicos del psicoanálisis hace ya muchos años y que es conocida por sus trabajos en maltrato infantil y sus efectos en el indivuduo.
No tengo un interés particular en elogiar este texto pero, el señor Cano Gil pasa consulta en Barcelona; hablé con él (a raiz de leer lo que escribia) hace no demasiados dias y...una vez más, me pareció mucho más sensible ante las dificultades de padecer TLP que la señora Psicologa -especializada en tlp- a la que consulté hace muchos meses; que me resultó muy "pragmática" pero también muy poco flexible, sensible...dispuesta a salirse de su "programa" de cómo se soluciona, reconduce, o maneja el TLP.
Otro articulo suyo que recomiendo. "El niño maltratado o el origen de la neurosis"
Debo decir que este texto no habla propiamente de TLP sino de neurosis...
El texto que yo tengo no es exactamente este (debo tener una version posterior) pero se subtitula "El niño bloqueado"
En alguno de sus otros articulos, el señor Cano Gil cita a Alice Miller; una psicoanalista que se distanció de los planteamientos clasicos del psicoanálisis hace ya muchos años y que es conocida por sus trabajos en maltrato infantil y sus efectos en el indivuduo.
No tengo un interés particular en elogiar este texto pero, el señor Cano Gil pasa consulta en Barcelona; hablé con él (a raiz de leer lo que escribia) hace no demasiados dias y...una vez más, me pareció mucho más sensible ante las dificultades de padecer TLP que la señora Psicologa -especializada en tlp- a la que consulté hace muchos meses; que me resultó muy "pragmática" pero también muy poco flexible, sensible...dispuesta a salirse de su "programa" de cómo se soluciona, reconduce, o maneja el TLP.
Otro articulo suyo que recomiendo. "El niño maltratado o el origen de la neurosis"
pointblank- Miembro mundial
- Cantidad de envíos : 93
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