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La mitomanía
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La mitomanía
Calificada como un impulso incontrolable hacia la mentira, la mitomanía deteriora la personalidad de los afectados, quienes pierden credibilidad ante los demás.
Pinocho, el protagonista del cuento infantil a quien le crece la nariz cada vez que miente, no sólo ha cargado con tal enseñanza por más de un siglo, sino que ha irrumpido en la escena científica ayudando a descifrar el trastorno patológico conocido como mitomanía.
De la ficción a la realidad
De acuerdo con un estudio realizado por expertos de la Universidad de Chicago, Estados Unidos, la nariz de Pinocho ha rebasado las fronteras de la ficción pues se ha demostrado que, cuando una persona miente, los vasos sanguíneos del órgano se repletan de sangre, y provocan que éste se hinche.
Los autores de la investigación, Alan Hirsch y Charles Wolf, señalan que, aunque no es un efecto perceptible a simple vista, éste hace que el individuo en cuestión sienta picazón en la punta de su nariz y se tenga que rascar, en un acto puramente involuntario.
Generalmente, cuando alguien oculta u omite la verdad, la lengua se le traba y aparecen otros signos, como sudoraciones, gestualidad exacerbada e intranquilidad, fácilmente reconocibles por un "ojo clínico". Ahora, con los resultados de este estudio, otro detalle se suma a la lista de "delatores" que podrían dejar muy mal plantados a los mentirosos compulsivos.
La mitomanía, un serio trastorno psicológico
Definida como un trastorno de la personalidad que consiste en mentir de manera patológica, falseando la realidad, la mitomanía puede convertirse en un serio desorden psicológico cuando la persona no sale de una mentira para entrar en otra, y no concibe su realidad ni la de los demás sin adulterarla de algún modo.
Ciertamente, la mentira ha tocado a la puerta de casi todos los seres humanos: ante la tarea olvidada, la desobediencia paterna, los azares del amor y otras situaciones de la cotidianidad, pero hay que tener mucho cuidado pues, fácilmente, las pequeñas falsedades o las llamadas "mentiras piadosas" pueden conducir a la mitomanía, término usado por primera vez en 1900, por el profesor francés Ernest Dupré.
La mitomanía es bastante habitual
Según Dupré, existen cuatro tipos de mitomanía: la vanidosa (cuando la persona se halaga), la errante (cuando trata de huir de su realidad), la maligna (cuando intenta compensar un complejo de inferioridad) y la perversa (cuando miente para estafar).
Especialistas opinan que esta tendencia hacia la mentira es más común de lo que se cree, y puede acoger a cualquier persona, aunque mayormente afecta al sexo masculino. De acuerdo con el doctor mexicano Sergio Arturo Escobedo, el hecho de ocultar la verdad entraña en sí una amenaza de padecer tal desorden.
Es decir, el mero acto de omitir la realidad acerca de una determinada situación es, por lo general, una clara maniobra de quienes tratan de fabricar una imagen más aceptable de sí mismos o de situaciones que les son inherentes.
También es bastante habitual el uso excesivo de la mentira para evitar compromisos sociales. Si bien es cierto que, en principio, el recurso puede ser útil en dependencia de las circunstancias que lleven a utilizarlo, Escobedo recomienda tener mucha precaución al respecto y establecer un límite, toda vez que su empleo indiscriminado puede generar secuelas bastante negativas.
Causas y efectos de la mitomanía
Según la psiquiatra española Ana Simó, la baja autoestima es responsable del trastorno en muchas ocasiones. En otras, la necesidad de ser aceptados entre familiares y amigos, de conseguir lo deseado, o de aparentar una realidad diferente a la vivida. Las consecuencias, sin embargo, son las mismas: la pérdida de credibilidad, confianza y prestigio entre los allegados, así como el deterioro progresivo de la personalidad ante los ojos de los demás.
Sin dejar de mencionar las consecuencias sobre sí mismos. Es decir, los mitómanos y mitómanas terminan creyéndose sus "mentiras gordas", y es tal el enredo de sus propias invenciones que muchas veces no saben cómo salir de su propia maraña. Lo peor es que no se consideran como tales y sólo buscan ayuda profesional en muy pocas ocasiones.
Cómo hacer frente a un mitómano o mitómana
El psiquiatra mexicano Sergio Arturo Escobedo aconseja tratar de comprender a los mentirosos compulsivos porque, al fin y al cabo, se trata de un desorden patológico. Eso sí, recomienda confrontarlos de manera sutil y privada, a fin de que el mal no se vuelva irreversible. O sea, hay que darles a entender que sus mentiras no son aceptadas y que, si continúan fomentando el impulso de desvirtuar la realidad, el descrédito hará presa de ellos.
Lógicamente, también sugiere la búsqueda de ayuda profesional, pues sólo un psicoterapeuta podrá dilucidar la raíz del padecimiento, discutirla con el afectado y trazar las terapias a seguir. En muchas ocasiones, dichos tratamientos comienzan con la exploración del paciente mediante entrevistas destinadas a mostrarle el costo de sus actos. También suelen incluir a los familiares más cercanos, en aras de realizar un trabajo de conjunto más efectivo.
Y es que, por más que la ficción se acerque a la realidad, no será Pepe Grillo, la conciencia de Pinocho, quien señale los efectos nocivos del trastorno ni, mucho menos, quien indique el procedimiento y conducta a seguir. Desafortunadamente, la magia del cuento infantil termina cuando la seriedad del desorden comienza.
http://trastornospersonalidad.suite101.net/
Pinocho, el protagonista del cuento infantil a quien le crece la nariz cada vez que miente, no sólo ha cargado con tal enseñanza por más de un siglo, sino que ha irrumpido en la escena científica ayudando a descifrar el trastorno patológico conocido como mitomanía.
De la ficción a la realidad
De acuerdo con un estudio realizado por expertos de la Universidad de Chicago, Estados Unidos, la nariz de Pinocho ha rebasado las fronteras de la ficción pues se ha demostrado que, cuando una persona miente, los vasos sanguíneos del órgano se repletan de sangre, y provocan que éste se hinche.
Los autores de la investigación, Alan Hirsch y Charles Wolf, señalan que, aunque no es un efecto perceptible a simple vista, éste hace que el individuo en cuestión sienta picazón en la punta de su nariz y se tenga que rascar, en un acto puramente involuntario.
Generalmente, cuando alguien oculta u omite la verdad, la lengua se le traba y aparecen otros signos, como sudoraciones, gestualidad exacerbada e intranquilidad, fácilmente reconocibles por un "ojo clínico". Ahora, con los resultados de este estudio, otro detalle se suma a la lista de "delatores" que podrían dejar muy mal plantados a los mentirosos compulsivos.
La mitomanía, un serio trastorno psicológico
Definida como un trastorno de la personalidad que consiste en mentir de manera patológica, falseando la realidad, la mitomanía puede convertirse en un serio desorden psicológico cuando la persona no sale de una mentira para entrar en otra, y no concibe su realidad ni la de los demás sin adulterarla de algún modo.
Ciertamente, la mentira ha tocado a la puerta de casi todos los seres humanos: ante la tarea olvidada, la desobediencia paterna, los azares del amor y otras situaciones de la cotidianidad, pero hay que tener mucho cuidado pues, fácilmente, las pequeñas falsedades o las llamadas "mentiras piadosas" pueden conducir a la mitomanía, término usado por primera vez en 1900, por el profesor francés Ernest Dupré.
La mitomanía es bastante habitual
Según Dupré, existen cuatro tipos de mitomanía: la vanidosa (cuando la persona se halaga), la errante (cuando trata de huir de su realidad), la maligna (cuando intenta compensar un complejo de inferioridad) y la perversa (cuando miente para estafar).
Especialistas opinan que esta tendencia hacia la mentira es más común de lo que se cree, y puede acoger a cualquier persona, aunque mayormente afecta al sexo masculino. De acuerdo con el doctor mexicano Sergio Arturo Escobedo, el hecho de ocultar la verdad entraña en sí una amenaza de padecer tal desorden.
Es decir, el mero acto de omitir la realidad acerca de una determinada situación es, por lo general, una clara maniobra de quienes tratan de fabricar una imagen más aceptable de sí mismos o de situaciones que les son inherentes.
También es bastante habitual el uso excesivo de la mentira para evitar compromisos sociales. Si bien es cierto que, en principio, el recurso puede ser útil en dependencia de las circunstancias que lleven a utilizarlo, Escobedo recomienda tener mucha precaución al respecto y establecer un límite, toda vez que su empleo indiscriminado puede generar secuelas bastante negativas.
Causas y efectos de la mitomanía
Según la psiquiatra española Ana Simó, la baja autoestima es responsable del trastorno en muchas ocasiones. En otras, la necesidad de ser aceptados entre familiares y amigos, de conseguir lo deseado, o de aparentar una realidad diferente a la vivida. Las consecuencias, sin embargo, son las mismas: la pérdida de credibilidad, confianza y prestigio entre los allegados, así como el deterioro progresivo de la personalidad ante los ojos de los demás.
Sin dejar de mencionar las consecuencias sobre sí mismos. Es decir, los mitómanos y mitómanas terminan creyéndose sus "mentiras gordas", y es tal el enredo de sus propias invenciones que muchas veces no saben cómo salir de su propia maraña. Lo peor es que no se consideran como tales y sólo buscan ayuda profesional en muy pocas ocasiones.
Cómo hacer frente a un mitómano o mitómana
El psiquiatra mexicano Sergio Arturo Escobedo aconseja tratar de comprender a los mentirosos compulsivos porque, al fin y al cabo, se trata de un desorden patológico. Eso sí, recomienda confrontarlos de manera sutil y privada, a fin de que el mal no se vuelva irreversible. O sea, hay que darles a entender que sus mentiras no son aceptadas y que, si continúan fomentando el impulso de desvirtuar la realidad, el descrédito hará presa de ellos.
Lógicamente, también sugiere la búsqueda de ayuda profesional, pues sólo un psicoterapeuta podrá dilucidar la raíz del padecimiento, discutirla con el afectado y trazar las terapias a seguir. En muchas ocasiones, dichos tratamientos comienzan con la exploración del paciente mediante entrevistas destinadas a mostrarle el costo de sus actos. También suelen incluir a los familiares más cercanos, en aras de realizar un trabajo de conjunto más efectivo.
Y es que, por más que la ficción se acerque a la realidad, no será Pepe Grillo, la conciencia de Pinocho, quien señale los efectos nocivos del trastorno ni, mucho menos, quien indique el procedimiento y conducta a seguir. Desafortunadamente, la magia del cuento infantil termina cuando la seriedad del desorden comienza.
http://trastornospersonalidad.suite101.net/
Re: La mitomanía
GRACIAS LILI me parece superinteresante. es justo lo que necesitaba.
lunalunae- Miembro universal
- Cantidad de envíos : 552
Re: La mitomanía
un trastorno verdadramente fuerte, yo alguna ves conoci a un mitomano, bueno algo a si como un super mitomano estabamos en la preparatoria juntos y rapidamente se volvio muy popular, decia ser muy inteligente y hablar cinco idiomas, aunque en realidad nunca entro a una clase, y reprobo el año, nos conto que sus padres murieron que era muy rico y que conocia muchos paises, (incluso nos mostro fotos de edificios pero en ninguna foto salia el) que tenia relaciones sexuales desde los doce años, y asi infinidad de cosas, que poco a poco se fueron callendo aunque el no lo reconocia, media escuela termino por dejar de hablarle incluyendome, es dificil afrontar a este tipo de personas que necesitan una gran ayuda para caer en la realidad.
esai- Miembro galáctico
- Cantidad de envíos : 233
Re: La mitomanía
Tienes toda la razòn , yo aparte de mi tpl , tengo que convivir con un marido mitomano o hipermitòmano, que se inventa tales bolas que se las cree el mismo, no se ni siquiera si es verdad que dejo a su amante, cdo lo pillo en alguna se hace el loco y hace como si fuera cosa mia, que son cosas de mi enfermedad. se lo he dicho un monton de veces que tiene un problema que necesita ayuda , ir al psicologo y el lo reconoce ,pero a la vuelta de la esquina lo vuelve a
hacer. Estuvo 4 años conduciendo una furgoneta de reparto sin haber aprobado el carnè de conducir.........a mi me vuelve loca.
hacer. Estuvo 4 años conduciendo una furgoneta de reparto sin haber aprobado el carnè de conducir.........a mi me vuelve loca.
lunalunae- Miembro universal
- Cantidad de envíos : 552
Re: La mitomanía
Essay dale recuerdos a sadik-belle dile que llegò coraline la mosca cojonera besos
lunalunae- Miembro universal
- Cantidad de envíos : 552
Re: La mitomanía
Ya me aviso, jejeje.
A mi me da lastima que la gente sea asi. Mi mejor amigo es mitomano, cuando recien le conoci lo humillaba confrontandolo con la verdad, le decia que era patetico. Nada, en seis años no ha cambiado nada, siempre miente, se inventa historias como para tapar que su vida es tan sin chiste... actualmente ya solo lo dejo hablar y hago como que le creo pero no profundizo, solo lo dejo que diga lo que quiera. Lo dejo que lo haga porque aunque sea muy patetico eso, siempre ha estado conmigo, siempre me tomaba la llamada si me sentia sola y necesitaba un hombro donde llorar.
Me da pena, adornar la realidad con mentiras de un triunfo inexistente, de cualidades de fantasia, de una vida emocionante solo hasta donde las palabras llegan... lejos de dar aceptacion termina por alejar a la gente, lejos de volverlo a uno interesante lo vuelve aburrido y chocante. Dudo honestamente que mi amigo algun dia tenga una buena vida, una pareja, un exito laboral... porque el vive en la simple y llana fantasia y jamas ha aceptado que lo sea, de hecho se aferra con mas fuerza a esta. Y yo hace mucho me canse de tratar de ayudarle, ya solo lo dejo hablar...
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