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PERSONALIDAD SIN LÍMITES
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PERSONALIDAD SIN LÍMITES
El Trastorno Límite de Personalidad (TLP), también denominado personalidad limítrofe o “borderline”
Por: María Cristina Arias
A diferencia de lo episódico de los trastornos neuróticos e incluso de algunos psicóticos, los trastornos de la personalidad duran toda la vida; por eso es importante reconocerlos, para manejarlos mejor.
El Trastorno Límite de Personalidad (TLP), también denominado personalidad limítrofe o “borderline”, como otros de la misma índole, siguen un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto.
Tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, conocido internacionalmente como DSM-IV, el TLP está recogido y categorizado con el código 301.83, en el eje II. Este manual describe nueve criterios básicos para su diagnóstico, de los cuales se han de cumplir al menos cinco para identificar la enfermedad
Todo o nada
Según indica el médico y psicólogo Rolando Lemus, los trastornos de personalidad, y específicamente el TLP, no se diagnostican en la niñez ni en la adolescencia, porque en esta etapa el ser humano está en un proceso de identificación o de alienación, según el camino que tomen.
Pero si la adolescencia llega a su fin y el “yo” se queda inmaduro, sus formas de relacionarse van a ser primitivas, infantiles, donde va a haber muy poca distancia -y por eso se llama limítrofe- entre el amor y el odio, la idealización y la descalificación, la posesión y el abandono. Ese es un mecanismo de defensa que los bebés utilizan en los primeros años de su vida. Los “borderline” funcionan con la ley del péndulo, o todo o nada, hace ver el psicólogo.
Es muy frecuente que el diagnóstico “borderline” no aparezca solo, sino ligado a uno o más trastornos del eje I (DSM-IV), como el del estado de ánimo; por estrés postraumático; de pánico y ansiedad; de abuso de sustancias; de la alimentación; obsesivo-compulsivo o por déficit de atención.
También pueden estar asociados a otros trastornos de personalidad como el esquizotípico, histriónico, dependiente; por ello habrá que hacer un buen diagnóstico diferencial, porque esto tendrá efectos a la hora de aplicar el tratamiento adecuado, tanto psicoterapéutico como farmacológico.
Tratamiento
Para los “borderline” debe ser integral o multidisciplinario. Hace falta recurrir a psiquiatras, psicoterapeutas, enseñanza especializada, centros de día o urgencias psiquiátricas, y algo muy importante, ayuda a la familia, y debería aplicarse en toda su intensidad y de forma continuada cuando el paciente tenga entre 12 y 35 años.
Formas de detectarlo
El psiquiatra Rodolfo Kepffer explica que el TLP, como todo trastorno de personalidad, se desarrolla y convierte en problemático en el contexto social. Con base en la conducta destacan dos rasgos: la impulsividad, y el otro, muy importante en nuestro medio, la sumisión, una dependencia pasiva intensa.
El problema del paciente limítrofe es que va a optar inevitable e inconscientemente entre esos dos polos de conducta, agrega el facultativo.
La acción en el paciente limítrofe se convierte en un instrumento de necesidades e impulsos, como pelearse con una persona o someterse a otra, de protagonizar un berrinche, un intento suicida, una racha de uso de drogas o promiscuidad sexual, o molestar a otro quitándole algún bien o perjudicándolo, que conlleva no sólo dañar a la otra persona, como sería el sociópata, sino también esa instrumentación mágica del pensamiento, puntualiza Kepffer.
Se piensa para fomentar la omnipotencia, y la del pensamiento es muy fuerte en el limítrofe; hay una área de comunión entre el pensamiento orientado por fines, que sería el normal, y el pensamiento mágico, añade.
El problema es que muchos de estos pacientes oscilan a través de sus estados de ánimo, que son bastante cíclicos. En un momento dado puede estar muy calmados, muy pendientes del ambiente, y al siguiente, tener un estallido de cólera, explica.
Esa conducta es impredecible, sumamente perturbadora y muy dolorosa para los familiares o el medio social. Hay que entender que lo borderline es impulsivo, pero de alguna forma normal en cuanto a las pautas generales de la sociedad, porque la agresividad, el sexo, las “locuritas”, a veces son gratificadas, aunque no deja de ser muy disfuncional para el afectado y su entorno, concluye Kepffer.
La sociedad y la cultura actuales permiten que se desarrolle el trastorno límite que todos llevamos dentro, porque no invita a introyectar ese control de impulsos -que se convierte en valores-, sino que más bien insta a exteriorizarlos, así que de cierta forma, promueve la sociopatía, enfatiza Lemus.
Los profesionales entrevistados son: Dr. Rodolfo Kepffer 362-0201, y Dr. Rolando Lemus, 331-4715. Por internet: http://webs.ono.com/usr013/trlipe/
“Borderline”
Muy inseguros, mala autoimagen; tienden a abandonarse en exceso; nada puede compensar su gran vacío interior; se obsesionan por gran variedad de objetos, y una vez conseguidos, buscan otros. Son dependientes de las personas con quienes conviven. Ante un abandono real o imaginario, pueden crear situaciones de gran tensión o violencia. Están en un estado casi constante de ansiedad.
Son terriblemente receptivos y tienen gran capacidad para la manipulación. Suelen culpar de todos sus problemas a las personas con quienes conviven. Degradan o ensalzan a las personas con rapidez.
Abuso de drogas, alcohol, sexo. Oscilan de la euforia a la depresión en minutos.
Cómo actuar en una crisis
No hay curas milagrosas ni de corto plazo para un trastorno de personalidad.
• Las crisis pueden ser intensas, pero no suelen superar las 24 horas. Deben atajarse con dosis de tranquilizantes prescritos por el médico.
• Cuando la situación es muy grave y el enfermo se niega a tomar los tranquilizantes, la experiencia dicta su ingreso hospitalario a través del servicio de Urgencias.
• Si con un tratamiento se alcanzan mayores períodos de estabilidad a largo plazo, y disminución de la sintomatología y conductas más perjudiciales para la persona, se habrá logrado mucho.
http://www.prensalibre.com/pl/2003/octubre/27/71379.html
Por: María Cristina Arias
A diferencia de lo episódico de los trastornos neuróticos e incluso de algunos psicóticos, los trastornos de la personalidad duran toda la vida; por eso es importante reconocerlos, para manejarlos mejor.
El Trastorno Límite de Personalidad (TLP), también denominado personalidad limítrofe o “borderline”, como otros de la misma índole, siguen un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto.
Tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, conocido internacionalmente como DSM-IV, el TLP está recogido y categorizado con el código 301.83, en el eje II. Este manual describe nueve criterios básicos para su diagnóstico, de los cuales se han de cumplir al menos cinco para identificar la enfermedad
Todo o nada
Según indica el médico y psicólogo Rolando Lemus, los trastornos de personalidad, y específicamente el TLP, no se diagnostican en la niñez ni en la adolescencia, porque en esta etapa el ser humano está en un proceso de identificación o de alienación, según el camino que tomen.
Pero si la adolescencia llega a su fin y el “yo” se queda inmaduro, sus formas de relacionarse van a ser primitivas, infantiles, donde va a haber muy poca distancia -y por eso se llama limítrofe- entre el amor y el odio, la idealización y la descalificación, la posesión y el abandono. Ese es un mecanismo de defensa que los bebés utilizan en los primeros años de su vida. Los “borderline” funcionan con la ley del péndulo, o todo o nada, hace ver el psicólogo.
Es muy frecuente que el diagnóstico “borderline” no aparezca solo, sino ligado a uno o más trastornos del eje I (DSM-IV), como el del estado de ánimo; por estrés postraumático; de pánico y ansiedad; de abuso de sustancias; de la alimentación; obsesivo-compulsivo o por déficit de atención.
También pueden estar asociados a otros trastornos de personalidad como el esquizotípico, histriónico, dependiente; por ello habrá que hacer un buen diagnóstico diferencial, porque esto tendrá efectos a la hora de aplicar el tratamiento adecuado, tanto psicoterapéutico como farmacológico.
Tratamiento
Para los “borderline” debe ser integral o multidisciplinario. Hace falta recurrir a psiquiatras, psicoterapeutas, enseñanza especializada, centros de día o urgencias psiquiátricas, y algo muy importante, ayuda a la familia, y debería aplicarse en toda su intensidad y de forma continuada cuando el paciente tenga entre 12 y 35 años.
Formas de detectarlo
El psiquiatra Rodolfo Kepffer explica que el TLP, como todo trastorno de personalidad, se desarrolla y convierte en problemático en el contexto social. Con base en la conducta destacan dos rasgos: la impulsividad, y el otro, muy importante en nuestro medio, la sumisión, una dependencia pasiva intensa.
El problema del paciente limítrofe es que va a optar inevitable e inconscientemente entre esos dos polos de conducta, agrega el facultativo.
La acción en el paciente limítrofe se convierte en un instrumento de necesidades e impulsos, como pelearse con una persona o someterse a otra, de protagonizar un berrinche, un intento suicida, una racha de uso de drogas o promiscuidad sexual, o molestar a otro quitándole algún bien o perjudicándolo, que conlleva no sólo dañar a la otra persona, como sería el sociópata, sino también esa instrumentación mágica del pensamiento, puntualiza Kepffer.
Se piensa para fomentar la omnipotencia, y la del pensamiento es muy fuerte en el limítrofe; hay una área de comunión entre el pensamiento orientado por fines, que sería el normal, y el pensamiento mágico, añade.
El problema es que muchos de estos pacientes oscilan a través de sus estados de ánimo, que son bastante cíclicos. En un momento dado puede estar muy calmados, muy pendientes del ambiente, y al siguiente, tener un estallido de cólera, explica.
Esa conducta es impredecible, sumamente perturbadora y muy dolorosa para los familiares o el medio social. Hay que entender que lo borderline es impulsivo, pero de alguna forma normal en cuanto a las pautas generales de la sociedad, porque la agresividad, el sexo, las “locuritas”, a veces son gratificadas, aunque no deja de ser muy disfuncional para el afectado y su entorno, concluye Kepffer.
La sociedad y la cultura actuales permiten que se desarrolle el trastorno límite que todos llevamos dentro, porque no invita a introyectar ese control de impulsos -que se convierte en valores-, sino que más bien insta a exteriorizarlos, así que de cierta forma, promueve la sociopatía, enfatiza Lemus.
Los profesionales entrevistados son: Dr. Rodolfo Kepffer 362-0201, y Dr. Rolando Lemus, 331-4715. Por internet: http://webs.ono.com/usr013/trlipe/
“Borderline”
Muy inseguros, mala autoimagen; tienden a abandonarse en exceso; nada puede compensar su gran vacío interior; se obsesionan por gran variedad de objetos, y una vez conseguidos, buscan otros. Son dependientes de las personas con quienes conviven. Ante un abandono real o imaginario, pueden crear situaciones de gran tensión o violencia. Están en un estado casi constante de ansiedad.
Son terriblemente receptivos y tienen gran capacidad para la manipulación. Suelen culpar de todos sus problemas a las personas con quienes conviven. Degradan o ensalzan a las personas con rapidez.
Abuso de drogas, alcohol, sexo. Oscilan de la euforia a la depresión en minutos.
Cómo actuar en una crisis
No hay curas milagrosas ni de corto plazo para un trastorno de personalidad.
• Las crisis pueden ser intensas, pero no suelen superar las 24 horas. Deben atajarse con dosis de tranquilizantes prescritos por el médico.
• Cuando la situación es muy grave y el enfermo se niega a tomar los tranquilizantes, la experiencia dicta su ingreso hospitalario a través del servicio de Urgencias.
• Si con un tratamiento se alcanzan mayores períodos de estabilidad a largo plazo, y disminución de la sintomatología y conductas más perjudiciales para la persona, se habrá logrado mucho.
http://www.prensalibre.com/pl/2003/octubre/27/71379.html
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